miércoles, 8 de enero de 2014

A VECES

A veces andabas sin horas, sin prisa;
corrías, jugábamos en la llovizna.
A veces decías mil cosas bonitas,
y a veces llorabas las lágrimas mías.

A veces mirabas con ojos ajenos,
burlando al destino con tus nobles gestos.
A veces reían tus labios mi risa,
y tu dibujabas al sol maravillas.

Cantabas canciones de un Dios que no entiendo,
dejó que te fueras así como el viento.
Se burla el destino ¿Será o es la vida
la que te sacude, te mata y te olvida?

A veces me dabas palabras de aliento,
a veces llegabas radiante y contento.
A veces me brindabas tu hombro y tu calma
y a veces tu historia curaba mi alma.

Eras fortaleza cuando yo, vacía,
lloraba un camino que no transcurría.
Eras mi sustento también mi compinche,
guardaste secretos, aunque fuera triste.

Llegabas los lunes cuando descansaba,
trayendo en tus manos tarta de manzanas,
un cesto de frutas, un sol en la puerta
un ramo de flores, la barba esqueleta,
la biblia, el café.
A veces lo hacías cuando tu vivías
y a veces soñé.


miércoles, 1 de enero de 2014

Extraño presidio...

He amado en el crepúsculo otoñal
como las violetas tibias, arrinconadas del jardín,
sensibles y borrachas de días ajenos.
He amado con la inocencia pura de los médanos,
acallando los rugidos de las fieras.
Extraño presidio, para la piel erizada de deseos
y los labios resecos de espera,
tan solo cansada, de acariciar inútilmente
las sombras ridículas de tu ausencia.
He buscado en la ciudad, perdida,
las huellas infinitas del olvido...
Pero solo he hallado el desencanto de la espera,
en esos días con palmas abiertas untadas de citas.
La verdad es el olvido, que guarda un nido destuído,
en el alto desamparo, como cristal herido.