Hoy que no estás puedo contemplar
la tristeza que sumerge el relieve de mis ojos y transciende a lo más puro de mi alma.
Hoy que no estás puedo lamentar la carencia de tus caricias y la belleza de tus palabras.
Hoy que no estás me doy cuenta de lo mucho que me hace falta sentirte a mi lado y percibir la dulzura de tu inocencia
que se expande en mis mañanas.
Hoy que no estás puedo morder la nostalgia y sentirme solo ingrata,
por no aprovechar esas horas
de tu ternura innata.
Hoy que no estás el aire huele a flores marchitas, a primavera olvidada,
a pájaros desplumados y violetas descuidadas. A desierto sin oasis, a miradas acalladas, al pecho que yace en llanto, dejando los ojos resecos de lágrimas. A tu ausencia que amanece
y nuevamente me acompaña.
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