Desde lejos vi un destello en la oscuridad. Me acerqué y me di cuenta de que era el brillo de tus ojos.
Pero algo me decía que ese brillo en tu mirar, no era de alegría; sino de las lágrimas que recorrían incansablemente tu rostro
-Me dijo un ángel -.
-Me dijo un ángel -.
Mientras mas se acercaba a mí, se estremecía mi alma y mi piel se erizaba.
Mi corazón estaba lleno del amor de mi vida, de la soledad de su existencia, de amor contenido y besos en suspenso.
Sequé mis lágrimas y con ojos despejados vi su rostro.
Era él; el mismo de ayer.
Parado frente a mí, abrió sus brazos y me estreché fuertemente contra su pecho; atiné a besar con locura sus labios pero al abrir mis ojos ya no estaba a mi lado. Y tan solo me rodeaba el aire nostálgico que se encierra en mi habitación y el fin de mi sueño más hermoso.
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